Entrar con confianza
Mont Saint-Michel es una isla sometida a las mareas y ubicada a unos 800 metros de la costa de Normandía, en Francia. Durante siglos, ha albergado una abadía y un monasterio; una atracción para los peregrinos religiosos. Hasta que se construyó una calzada de acceso, se caracterizó por el peligro que significaba llegar hasta allí, lo que produjo la muerte de algunos visitantes. Durante la marea baja, está rodeada de bancos de arena, los cuales se cubren de agua en pleamar. Llegar a la isla daba mucho miedo.
¿Te sientes encadenado?
Boecio vivió en Italia en el siglo vi y se desempeñó como un político sumamente habilidoso de la corte real. Desafortunadamente, cayó en desgracia delante del rey al ser acusado de traición y fue encarcelado. Mientras esperaba su ejecución, solicitó materiales para poder escribir sus reflexiones. Más tarde, estas se convirtieron en un perdurable clásico espiritual sobre la consolación.
Cuidado tierno y amoroso
El pasatiempo de Marcos es una pequeña granja. Hace poco, cuando fue a ver las vacas que criaba, ¡se sorprendió al ver un ternero recién nacido! Cuando compró el ganado, no sabía que había una preñada. Lamentablemente, la vaca tuvo complicaciones y murió poco después del parto. De inmediato, Marcos compró leche en polvo para alimentar al ternero con un biberón. «¡El ternero cree que soy su madre!», dijo él.
No hagas daño
Muchos consideran a Hipócrates, el antiguo médico griego, el padre de la medicina occidental. Él entendía la importancia de seguir principios morales en la práctica de la medicina, y se le atribuye la escritura del juramento hipocrático, que, hasta hoy, sirve como una guía ética para los médicos. Un concepto clave del juramento es «no causar daño». Esto implica que un médico debe hacer solo lo que crea que beneficiará al paciente.
La luz del Cordero
Durante innumerables generaciones, la gente ha dependido del sol y de la luna para iluminar el día y la noche. Ya sea para alumbrar nuestro camino o proveer la luz necesaria para que crezcan las semillas y los nutrientes necesarios para nuestro cuerpo, ambos son parte de la maravillosa provisión de Dios. El libro de Génesis relata que Dios hizo «la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche» (Génesis 1:16).
La travesía de Jordyn
Jordyn Castor nació ciega, pero esto no le impide tener una vida plena y productiva. El documental Can You See How I See? [¿Puedes ver como yo?] cuenta su historia. Se destaca en la escuela y, con algo de ayuda, disfruta de andar en bicicleta y esquiar en la nieve.
Dosifícate
Hace poco, comencé a tener un problema físico. Me dolían el hombro y el brazo izquierdo, tenía un sarpullido doloroso en el antebrazo y el pulgar, y me sentía fatigado constantemente. Cuando por fin fui al médico, descubrí que tenía una especie de herpes. El doctor me recetó una medicación antiviral y me dijo que harían falta varias semanas para que la enfermedad desapareciera.
La meta de mamá
Cuando Julio se enteró de que la salud de su madre desmejoraba rápidamente, tomó un avión y fue a verla de inmediato. Se sentó al lado de su cama, le sostuvo la mano, le cantó himnos, la consoló y le expresó su amor. La mujer falleció, y en el funeral, muchos le expresaron al joven la bendición que había sido su madre para ellos. Tenía un don para enseñar la Biblia, para aconsejar a otros y para liderar grupos de oración. Estas fueron partes vitales de su servicio a Cristo hasta casi el final de su vida. Terminó la carrera fuerte para el Señor.
Victoria sobre la muerte
Una pintura antigua que vi hace poco me impactó profundamente. Su título, Anastasis, significa «resurrección», y muestra de manera asombrosa la triunfante victoria de Cristo sobre la muerte. El Señor Jesús, recién salido de la tumba, saca a Adán y Eva de sus féretros, para darles vida eterna. Lo asombroso de esta obra de arte es su forma de mostrar que la muerte física y la espiritual, resultados de la caída, fueron radicalmente revertidas por el Cristo resucitado.
A la izquierda
Al haber nacido en un país donde se conduce por la derecha, me resulta interesante que, en otros, los automóviles avancen por el lado izquierdo del camino. Una vez, estando en Inglaterra, oí a un guía turístico de Londres que explicaba una posible razón de esta ley: «En el siglo xix, los peatones y los carros tirados por caballos usaban los mismos caminos. Cuando un carro estaba a la derecha, podía ser que el látigo de un jinete golpeara a un peatón. Para evitar este peligro, se promulgó una ley que exigía que todos los carros anduvieran por el lado izquierdo del camino, para que los caminantes no sufrieran ninguna lesión».